Permaneció oculto, escondido durante casi setenta años sin que su dueña nunca se desprendiera de él. Tampoco contó a sus hijos la historia que guardaba éste pequeño alfiler de solapa. A quién había pertenecido y que ocurrió con él. Asumiendo el riesgo que representaba, lo conservó y eso es motivo suficiente para que forme parte de nuestro museo.
Como curiosidad destacamos que la hoz y el martillo aparecen colocadas de forma inversa a la representación tradicional.
"Representar la hoz al contrario puede significar como usaban la bandera de la hoz y el martillo los troskistas. Ya en la década de los años treinta utilizaban algunas veces sus insignias y simbología de esta manera, para hacer frente a los partidos comunistas y su simbología oficial, indicando que no seguían los dictados ortodoxos marcados por la línea general de las Internacionales Comunistas"
También podría tratarse de un capricho del orfebre e incluso hemos contemplado la posibilidad de que pudiese tener un uso diferente; que se pudiese emplear como sello para lacrar algún tipo de documento.
Como siempre, las historias están abiertas...
1 comentario:
La curiosidad me ha invadido y me quedado con ganas de saber más sobre esa historia no contada, igualmente me fascina todo lo que se añade al museo. Espero que la gente se anime a participar y dejar sus comentarios. un beso
¡Salud, Memoria y Libertad!
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