La útima carta de Licinio Morales comienza así: En capilla a 10 de junio de 1943...
"(...)
Ahora salgo para Yeserías y seguramente mañana me trasladan a Porlier a la
provisional donde sólo comunicamos los lunes y por lo tanto me alejo de
vosotras, mañana por la mañana podemos aun comunicar en Yeserías. Lo primero
que tenéis que hacer es ir al defensor …… y que él os oriente de lo que tenéis
que hacer y cómo es abogado él mismo tiene que hacer el escrito para el capitán
general de indulto . Lo primero que hacen es pedir informes al pueblo y si
informan bien me conmutarán y si informan mal me fusilan (...)"
"En
Capilla a las 12 horas de la noche del día 10 de Junio de 1943.
A mi
queridísima Leonor: Nadie como tú sabes el bien que siempre quise hacer por la
humanidad, que fui incapaz de cometer un crimen sólo deseo que esto quede a mi
memoria, mi honradez …. Siento morir sólo por ti como madre de mis hijas y
esposa querida. Procura ser fuerte y vivir para que la educación de nuestras
hijas sea modelo de virtudes: Cuida de ellas que ellas cuidarán de ti porque mi
Porfidia hija de mi corazón eres una santa e igual que atendiste a tu papá
hasta morir cuida de tu madre. Raquelita siento no haberte visto tanto tiempo
lo mismo que digo a Porfi es para ti también y como mi Coralito es tan
pequeñita sólo tendrá recuerdos remotos de su papá pero vosotras sabréis
cuidarla y hacerla mujer. No pensé nunca que me matarían por tener la
conciencia tranquila de haberlo sabido os hubiera orientado para que pudieráis
vivir de nuestra industria. Todos mis anhelos se acabaron(...)"
Cualquier objeto, por minúsculo o inservible que pareciera, resultaba de utilidad en las prisiones de la dictadura para intentar domesticar el tiempo, demostrar el talento y seguir ejerciendo la solidaridad con pequeños gestos y detalles que eran de agradecer.
Este era el caso de quienes se dedicaban a tallar con paciencia huesos de aceitunas o de frutas (que a buen seguro se habrían comido otros) para que luego sirvieran de recuerdo a las familias.
En algunas de las numerosas visitas que le hicieron a Licinio Morales Gómez a Yeserías y a Polier sus hijos y su sobrino recibían de los presos pequeños obsequios como este.
"Mi padre guardó durante toda su vida estas
pequeñas figuritas realizadas con huesos de aceituna regalo de los
presos en alguna de esas visitas."
"Querida Juani de mi vida y de mi corazón. Quisiera que jamás leyeses esta carta. Leída por mí mientras cariñosamente te tuviera en mis brazos, el dolor intenso que ahora te produce se hubiese transformado en suave e intensa felicidad. Sí, muñeca, lo temido ha llegado. Siento un peso terrible que me oprime el corazón al pensar que soy causa del mayor disgusto de tu vida, pero...yo no tengo la culpa y quiero que te lleguen como un bálsamo mis últimas caricias. (...)
Te dejo el orgullo de mi limpia historia revolucionaria, de mi nombre, querido hoy por las masas de la juventud madrileña, por los obreros, por los JJ SS UU (...) Dejo hecho el encargo de que no me separen ni después de muerto, de mis mejores amigos, camaradas y hermanos: Domingo y Guillermo. (...)
Quiero también que todos los años en el aniversario de mi fusilamiento me lleves un puñado de flores rojas. ¡Qué quieres, hasta en la hora de la muerte voy a ser mimosillo y caprichoso! Me las llevarás, ¿verdad?(...)
Muero orgulloso de dar la vida por mi pueblo y mi juventud. El saber que he cumplido con mi deber para con la JSU, el Partido y la Revolución invade mi corazón de felicidad y me da alientos sobrados para enfrentarme al piquete. Siento el orgullo de mi fidelidad a la juventud madrileña que me ha proporcionado su cariño. No hay nada tan grande para un joven, hijo de la clase obrera madrileña, como el honor de haber llegado a ser dirigente de la juventud más heróica, más valiente, más rica en sentimientos revolucionarios que hoy existe en toda España. (...)
Muñeca, son mis últimas letras y por tanto las más dolorosas. Me cuesta trabajo creer que ya no me miraré en tus ojos, que jamás volveré a estrecharte contra mi corazón, que mi muerte se acerca produciendo un vacío inmenso en tu alma angustiada. Pero es así. Hay que despedirse. ¿Qué decirte? Nada. Puedes figurarte la emoción que embarga mi corazón. Pero como conmigo la vida no acaba, terminaré como siempre.
¿Me quieres chatita? Yo, mucho, mucho, mucho...
Recibe mis últimos besos, que yo me llevo tus recuerdos y tus caricias a la eternidad de la muerte.
Te qui...so, no; aún te quiere.
Genio
Madrid, Cárcel de Porlier. 19 de Mayo"
(Querido Eugenio. Juana Doña. Lumen 2003)
Pero sus últimos besos serían en la misma madrugada de su fusilamiento en el Cementerio del Este:
Cárcel de Porlier (Madrid). 3 de Julio de 1941.
¡Ánimo Juani querida! Estoy en Capilla, aquí en la misma
celda, Guillermo y Mingo. No llores, aprieta el corazón como lo aprietan
diariamente millares de muchachas soviéticas que pierden la ilusión personal de
su vida en los territorios de la frontera soviética. Sé que eres valerosa, y
sobretodo comunista.
Muero con la tranquilidad de haber cumplido con mi deber
revolucionario, de haber sido feliz contigo y, de haber permanecido siempre
fiel a tu cariño.
En la amistad, en el cariño de los amigos y en Kuki
encontrarás un bálsamo para curar la herida que hoy queda abierta tan
profundamente en tu joven corazón. Y en la seguridad de que muero concentrado
en un solo recuerdo, tu figura, la de nuestro querido hijito, y la bandera del
Partido, que se ofrece victoriosa en tiempos muy próximos.
Juana Doña y Eugenio Mesón
Ayer nos decías que si queríamos flores enviadas por ti. Sí,
llévalas allí, a la fosa común, donde caigan nuestros cuerpos, que es lo único
que de nosotros pueden fusilar. Si llegas a tiempo, aunque esté frío dame un
beso ¿quieres? Yo ya me llevo la esperanza y ¡estoy más contentito!
A madre, Valia, Pepito, Cheli, Antoñín, Kuki, cúbreles de
besos. No quiero lágrimas ¡Acción, acción y acción!
Es lo que necesita la juventud y la clase obrera.
Para ti mis postreros besos, muñeca mía ¡Qué seas feliz!
La represión en Madrid llevó a las cárceles a miles de personas. Algunas desaparecieron para siempre y sólo quedó el recuerdo oculto que sus familiares guardaron entre el miedo y el dolor.
Sus historias fueron perdiéndose sin que hubiese llegado un tiempo mejor, sin que hasta la fecha haya sido posible rehabilitar sus nombres y su memoria.
Timidamente van saliendo a la luz objetos, recuerdos, nombres..
Y hoy, no queremos seguir perdiendo la ocasión de conocer nuestra historia, de regalar algo de justicia a quienes sufrieron por defender unos ideales nobles y proclamar la libertad.
Este museo es por todos ellos, porque no queremos olvidarles.
QUIÉNES ERAN
Las víctimas de la Represión franquista en Madrid
Archivo sonoro
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¿Sabéis por qué muero yo fusilado por el franquismo?
Homenaje 28 de marzo de 2009
"Que el 70 aniversario de la impunidad de los crímenes franquistas en Madrid sea próspero en información, reconocimiento y justicia." Os esperamos a todos