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viernes, 24 de febrero de 2017

Mi inolvidable Pili (Félix Cezón Ureña)

Félix Cezón Ureña, de Castilblanco, Guadalajara, vecino de Canillas, Madrid. Albañil de profesión. Hijo de Julián y Teodora, casado con Pilar, su "inolvidable Pili", tal y como escribe desde la carcel de Porlier, quien queda viuda al igual que huérfanos sus hijos Julian, Pilar y Félix al ser asesinado el 20 de septiembre de 1941.

Carcel de Porlier 19 de Septiembre.

Mi inolvidable Pili e hijos. Por última vez en esta vida me dirijo a ti. Ha llegado el momento tan temido para vosotros, me han notificado la sentencia y al amanecer los hombres acabarán con mi existencia. Mi estado de ánimo hasta el momento es excelente, creo que así será hasta el último momento.............ellos han querido mi cadaver,y dentro de pocas horas lo tendrán, pero mi honradez no han podido arrebatármela y conmigo irá a la sepultura................Adios para siempre queridísima Pili, hijos, padre, hermanos y mi buenisima madre......... Felix

Versos de capilla (Enrique Gómez Muñoz)

De entre los escritos de Enrique Gómez, algunas breves frases:
“Parece que viene Dios… parece que estoy en el cielo”

“Si viene al mundo nuestro hijo háblale de mi, pero no le llenes el pensamiento con venganzas ruines”

“Mi fe en Dios es tan grande…”

“Perdón para todos es mi voluntad…”


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domingo, 29 de marzo de 2009

70 años después respondemos a sus cartas (Homenaje 2009)

Allí donde te encuentres:
Ya soy unos cuantos años mayor que tú, así que imagina que raro llamarte abuelo. Pero quiero que sepas que me siento orgulloso de tu vida, de quién eras, de qué eras y de cómo eras.
No conocemos mucho de ti, lo que sabemos es que no merecías morir tan joven. Que creías en lo que hacías y por lo que luchabas, que cumplías con honor y que afrontaste tu destino con fortaleza envidiable.
Lo poco que sé ya tengo que decirlo. Remover las huellas que has dejado, destejer los hilos de la historia (aunque tenga también que oír lo que tus verdugos quisieron contar). Será como acompañarte a destiempo, desandar contigo el camino y recuperar aquellas otras primaveras.
No culpo a nadie por las mentiras que me contaron, pues pienso que todo lo hicieron por mi bien, para que no me criara en el rencor y en el odio. Y lo consiguieron. Sigo mirando tu imagen en la única foto que conservo, de un tiempo cargado de esperanzas, en que todos los sueños estaban por cumplir. Eras un rostro joven en una foto antigua y el recuerdo impreciso de algunas cosas que mi padre contaba. Todo pudo quedar ahí, una ausencia más que el tiempo acaba por borrar para siempre…
Vinieron años de silencio hasta que tus cartas me llegaron y te respondí pronunciando tus palabras, escribiendo tu nombre. Esa carta tan linda que enviaste a tus hijos, y que no sé como alguien puede escribir en el momento en que conoce su destino, sabiendo que no hay marcha atrás.
He visto tus notas y tus cartas. Hasta una huella, donde también puse mi dedo después de tantos años.
Con lo que me ha costado recuperarte…cómo para olvidar. Nadie me hablaba de ti, ni papá, ni la abuela… Siempre había un muro entre mis preguntas y sus respuestas. Luego supe que tenían miedo, mucho miedo.
¡Cuánta injusticia, cuánta indecencia, cuánta inmundicia tras el dolor que sufristeis todos los que os posicionasteis contra el fascismo y la barbarie!
Con toda la miseria que me ha tocado sobrellevar, nunca he codiciado lujo ajeno, sólo la figura de un padre.
Nuestras víctimas no son fantasmas, son personas con nombre y apellidos, con historias, con vidas repletas arrancadas al alba.
A la orden de ¡FUEGO! Cobardemente te fusilaron. Ya no había una guerra…Mataron tu cuerpo, vuestros cuerpos, pero no pudieron matar las ideas que defendíais. Esas balas no pudieron llevarse tu nombre y tu descendencia y… aquí estamos todos los tuyos, para agradecerte, celebrarte y recordarte. Hoy para ti no hay noches frías, ni días sin libertad, definitivamente no estas solo, lates con fuerza, pues habitas permanente en el corazón de tus hijos, de tus nietos y biznietos, de tus sobrinos y de toda tu maravillosa familia.
Quizás los lazos de sangre merman en importancia al lado de otros lazos que me han unido a ti y a tu recuerdo, me refiero a los lazos de las ideas y de los compromisos profundos.
¿Cómo, con el ejemplo que me has dado, iba yo a tener otro ideal que por el que, tú y otros muchos, disteis la vida? Hoy la Democracia esta implantada en España después de 40 años de una dictadura tremenda y feroz.
Dicen que uno no puede echar de menos lo que nunca tuvo, pero no es cierto. Yo te he extrañado en innumerables ocasiones, cuando mi alma comenzó a tomar parte activa en cada paso de mi vida, cuando comprendí que el más importante principio de un hombre ha de ser el de ser fiel a sí mismo. Debemos sentirnos afortunados de haber vivido en una sociedad más justa y tolerante que aquella que te engulló a ti y a tantos españoles de bien.
Aún así, ya sabes como estamos por aquí, siguen las guerras, el ser humano que no cambia… ¡Qué te voy a contar que no sepas! Esos que jamás serán capaces de mirarse en el espejo de la verdad...
Todas las noches doy un beso a tu fotografía y parece que me hablas. Pura ilusión la mía, me dices…"Lucha, lucha, como luchó tu padre. Yo te ayudaré ya lo verás."
Yo no he podido tener
Tus últimos pensamientos…
Sólo cuentos que escribías
Para que, al irme a dormir,
Nunca te echara de menos
Descíframe la mirada
De tus ojos azul cielo.
Quiero saber que estás cerca,
Que siempre estás a mi lado.
Que no te has marchado lejos.
Hace más de cuatro años que rescatamos vuestros nombres de un listado casi perdido y los enganchamos al viento, para lanzarlos al mundo entero y escribir vuestra noble historia arrebatada. Seguro que te cuesta creerlo, pero gracias al viento y al inquebrantable mensaje que portaba, nos hemos podido abrazar con otros nietos, hijos y sobrinos de las víctimas, con muchos de tus camaradas y amigos que tuvieron que soportar la suerte de una vida sin libertad y sin futuro. Algunos que compartieron también cárcel contigo. Algunos que aún viven y luchan.
Abuelo, de alguna manera, llevamos tiempo sembrando aquellos surcos que dejaste a medias, para que puedan alimentarnos de dignidad algún día. Si te busco, si alguien busca a un luchador, es inevitable que sea para seguir su estela. Siempre estaréis presentes en nuestras vidas y en tanto os recordemos, en nosotros seguiréis viviendo.
Deseo con todas mis fuerzas que estés en ese lugar, que soñabas, por encima de las ambiciones de la humanidad.
Si ese lugar existe, seguro que estás allí.


(Esta carta común es un resumen de todas las recibidas de vuestros familiares y amigos, en la idea de que esta vez y después de 70 años, ninguna víctima del franquismo se quede sin recibir correspondencia.
Vuestra muerte temprana os evitó ese último sufrimiento, ese último gesto de estupor ante la crueldad humana: la del mundo que nos ha tocado vivir a nosotros. Pero también la ilusión de saber que mantenemos intacta nuestra capacidad de lucha cotidiana, con el pasado, si, pero sobre todo con el presente de todos los días.
Así que ya veís, lo que hiciesteis sí que sirvió para mucho.
He de terminar. Besos a todos.)

miércoles, 20 de agosto de 2008

"Decirles la verdad" (Pablo Yagüe Estebarán)

Dirigente comunista. Miembro del Sindicato de Artes Blancas de la UGT, Pablo Yagüe Estebarán, fue además Delegado de Abastos de la Junta de Defensa de Madrid.

Gracias a Susana Yagüe que nos ha enviado la fotografía y estas últimas lineas de su abuelo. Están escritas en la prisión de Porlier horas antes de ser fusilado.


"En estas mis últimas líneas para ti ¿qué he de decirte? Como es natural, pues no te voy a decir a ti como era ni lo que era ¡no! pues resultarían palabras innecesarias pues esto bien lo sabes tú.

Cuando estas líneas sean en tu poder, ya hará tiempo que yo dejé de existir, segada mi vida por las balas del fascismo. Y lo mismo que sabes cómo era y lo que era, pues sabes también por lo que ha muerto el padre de tus hijos, por la consecución de una vida mejor para nuestra clase, para la clase obrera.

Y ya te ves responsable de la educación de nuestros hijos, lo que procurarás realizar siempre acorde con lo que ellos deben ser en la vida, personas dignas de toda consideración y de respeto de cuantos amen el bienestar de los humildes.

Una cosa creo tienes como deber al morir yo, como madre de mis hijos, decirles la verdad, que conozcan esta porque nadie mejor que ellos tiene derecho a conocerla.

Quiere y ama a nuestros hijos como yo los quería y amaba, como lo más sublime de mi vida.

Sé feliz y muy feliz toda tu vida y recibe este mi último abrazo."

18 de mayo de 1943
Prisión provincial de Madrid
(Provisional)

viernes, 8 de agosto de 2008

"A sus padres" (Ricardo Zabalza Elorga)



Mis queridos padres:
Cuando leáis estas lineas yo no seré más que un recuerdo. Hombres que se dicen cristianos lo han querido así y yo que nunca hice daño a nadie a sabiendas me someto a esta prueba con la misma tranquilidad de conciencia que presidió mi vida entera.
Vosotros en vuestra sencillez religiosa no os explicaréis como un hombre que ningún crimen cometió - el propio fiscal lo reconoció así en su informe- y sobre el que no existe tampoco acusación de hecho vergonzoso alguno, pueda sufrir la muerte que me espera. Para comprenderlo, recordad a mi hemano Javier. Él también era bueno, trabajador y noble y ya sabéis lo que hicieron con él. Pero la muerte de los hombres justos no debe producir pena. Vosotros creéis en una Divinidad llena de amor y mal podría serlo si castigara a los buenos, mucho más cuando Cristo murió martir de sus doctrinas.
Miles de hombres han seguido después su ejemplo y nosotros vamos por la misma vía, dando la sangre por nuestras ideas que también quieren el amor y la fraternidad humana, pese a cuanto digan los calumniadores.
Yo os ruego que me perdonéis si alguna vez -también sin pensarlo- deje de cumplir mis deberes de hijo. Me voy sin rencor. He recibido muchos agravios en el cuerpo y en el espíritu; pero yo los he olvidado todos.
Quedan mi mujer y mi hijito Abel. Sé que mientras viva Obdulia será capaz de sacar adelante al niño y hacer de él un hombre como yo; pero quisiera que vosotros le profesaráis cariño y os ayudaráis mutuamente. Obdulia tiene el corazón muy generoso y el nene promete un caracter como el de mi mujer y el mío. En la última carta que me escribía me decía que recibieron la foto de la mamá y que Abelito la llamaba "abela".
Queredles porque lo merecen. Dejo unas cuantas fotos del nene y de Obdulia. Encargaré que os las mandaran a vosotros. Es mi último recuerdo. Una foto de la mamá, de mi compañera y de mi hijito me acompañaran a la tierra. Por respeto a vuestras creencias guardé entre mis papeles la estampa que Carmen me mandó hace meses. Allí se quedó: ya véis para lo que ha servido. Queridos padres: valor y ánimo. Mis hermanos os ayudarán y consolarán. Voy a unirme a Javier en la paz del martirio y del descanso. El pulso firme con que os escribo, os dirá cual es el estado de mi conciencia. Ella es una juez incorruptible y me dice que soy inocente. Os envío todo mi cariño en un abrazo.
Ricardo. En Capilla 24 de Febrero de 1940."

Fotografías envíadas por su hijo Abel Zabalba.


martes, 24 de junio de 2008

"A su esposa" (Ricardo Zabalza Elorga)


"Febrero 24-1940.


Mi queridísima Obdulia:

Unos renglones para darte una mala noticia. He sido juzgado por los tribunales correspondiéndome la última pena. Ignoro cual será mi suerte, pero vale más estar preparado para lo peor. Los antecedentes de otros amigos, no son para sentirse demasiado optimistas y yo he mirado siempre esta eventualidad con valor y serenidad y así deseo que lo hagas tú. Tienes una labor grande que cumplir al lado de nuestro hijo que es el criarlo y educarlo sí -contra las esperanzas que todos podamos formularnos- Me tocará a mí estar eternamente ausente de vuestro lado. La vida es lucha y el perderla no es más que un accidente en el combate. Por eso hay que estar siempre listos para afrontarlo.

Os escribo estos renglones a vuela pluma. Los ampliaré más adelante con nuevas impresiones, ¿optimistas? ¿pesimistas? Veremos. Recibe muchos besos de quién ahora es tuyo y de nuestro pequeño.



Carta de capilla enviada por su hijo D. Abel Zabalza Bermejo.