lunes, 26 de mayo de 2008

Francisco Garrigós



"Amada Antola,
ya todo se acabó para mí. Cuando ésta llegue a vuestro poder, ya no seré más que un recuerdo.
Tened valor para llenad este golpe, que yo lo acojo con la tranquilidad de la conciencia de quien nunca ha faltado a su deber.
Muero pensando en vosotros y sed siempre buenos, como hasta hoy. Vosotros sabéis que mi nombre lo podéis llevar con orgullo porque siempre he cumplido y todos os habéis criado al amparo del trabajo y la honradez. En este momento supremo no tengo de que arrepentirme. Y sólo vuestro dolor me produce pena.
Adiós, almas de mi alma, Antola mía. No os separéis nunca. Procura que nuestros hijos crezcan y se críen en el buen recuerdo de su padre, que para ellos lo quiso todo. Adiós por última vez.
El último beso que os mando, recibidlo con serenidad.
Paco. 23 de Octubre de 1940."

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