Este era el caso de quienes se dedicaban a tallar con paciencia huesos de aceitunas o de frutas (que a buen seguro se habrían comido otros) para que luego sirvieran de recuerdo a las familias.
En algunas de las numerosas visitas que le hicieron a Licinio Morales Gómez a Yeserías y a Polier sus hijos y su sobrino recibían de los presos pequeños obsequios como este.
"Mi padre guardó durante toda su vida estas
pequeñas figuritas realizadas con huesos de aceituna regalo de los
presos en alguna de esas visitas."
Silvia González
1 comentario:
Muchas gracias Tomas. Es una pequeña historia llena de emoción. SILVIA
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