jueves, 25 de julio de 2024

Román Francisco Aparicio y Gerardo Muñoz



En 1939 dos maestros republicanos se conocieron en la cárcel madrileña de Porlier (un colegio habilitado como prisión); uno daba clases en Móstoles y el otro en Arganda. El 24 de junio de ese año, cuando Gerardo Muñoz esperaba la visita de su mujer y sus cinco hijos, lo sacaron para fusilarlo. Y allí quedó su compañero, que vería de frente los fusiles el 23 de noviembre de ese mismo año. Concepción Aparicio y Celia Muñoz, hijas de aquellos hombres, se han conocido estos días en unas jornadas de homenaje a los maestros republicanos que han organizado el Partido Socialista de Madrid y la Federación madrileña de Enseñanza de la UGT. (Leer más)

sábado, 27 de abril de 2024

Al fin de la batalla y muerto el combatiente...

Diversos objetos encontrados en superficie en campos de batalla de la Guerra Civil


Masa

Al fin de la batalla

y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre

y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»


Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:

«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,

clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,

con un ruego común: «¡Quédate hermano!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces todos los hombres de la tierra

le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;

incorporóse lentamente,

abrazó al primer hombre; echóse a andar...


César Vallejo