Este tono levantado del español es un defecto, viejo ya, de raza. Viejo e incurable, es una enfermedad crónica. Tenemos los Españoles la garganta destemplada y en carne viva. Hablamos a grito herido y estamos desentonados para siempre, para siempre, porque tres veces, tres veces, tres veces tuvimos que desgañitarnos en la historia hasta desgarrarnos la laringe. La primera fue cuando descubrimos este Continente y fue necesario que gritásemos sin ninguna medida: ¡Tierra! ¡Tierra! Había que gritar esta palabra para que sonase más que el mar y llegase hasta los oídos de los hombres que se habían quedado en la otra orilla. Acabábamos de descubrir un mundo nuevo, un mundo de otras dimensiones, al que cinco siglos más tarde, en el gran naufragio de Europa, tenía que agarrarse la esperanza del hombre. ¡Había motivos para hablar alto! ¡Había motivos para gritar! La segunda fue cuando salió por el mundo, grotescamente Vestido con una lanza rota y con una visera de papel, aquel estrafalario fantasma de La Mancha, lanzando al viento desaforadamente esta palabra olvidada por los hombres: ¡Justicia! ¡Justicia! ¡Justicia!... ¡También había motivos para gritar! El otro grito es más reciente. Yo estuve en el coro. Aún tengo la voz parda de la ronquera. Fue el que dimos sobre la colina de Madrid, el año 1936, para prevenir a la majada, para soliviantar a los cabreros, para despertar al mundo: ¡Eh! ¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo! El que dijo Tierra y el que dijo Justicia es el mismo español que gritaba hace seis años nada más, desde la colina de Madrid a los pastores: ¡Eh! ¡Que viene el lobo. Nadie le oyó. Nadie. Los viejos rabadanes del mundo que escriben la historia a su capricho, cerraron todos los postigos, se hicieron los sordos, se taparon los oídos con cemento y todavía ahora no hacen más que preguntar como los pedantes: ¿Pero por que habla tan alto el español? Sin embargo, el español no habla alto. Ya lo he dicho. Lo volveré a repetir: El español habla desde el nivel exacto del hombre, y el que piense que habla demasiado alto es porque escucha desde el fondo de un pozo.
JUAN URRUTIA BUITRAGO (03-04-43)
Hace 2 meses
4 comentarios:
Bonita reflexión... ahora nos toca gritar ¡Memoria, Memoria, Memoria! para hacer por fin ¡Justicia, Justicia, Justicia!
Un Abrazo
Y, en qué va a quedar esto? Cúal será el siguiente paso ahora que Garzón lo ha dejado? Están oyendo desde el fondo de un pozo. Les suena alto pero no quieren enterarse. Cierran los postigos ...
Qué texto más precioso.
Primero echaron el cerrojo las democracias de Europa, que nos abandonaron, que nos dejaron tirados.
Y ahora echan el cierre la mitad de los españoles, a quienes parece que la palabra "Justicia" les provoca ampollas.
Un saludo.
Qué triste es el silencio!
Me conmovió este artículo.
De niña , escuchaba conversaciones en clave de mis padres exiliados ... que no se atrevían a levantar la voz.
Temían que yo escuchara....
El silencio y el miedo van de la mano...
Si!!! Justicia!!!! Justicia !
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