jueves, 31 de julio de 2008

Carta y postales bordadas


Estos preciosos recuerdos fueron enviados por Carmen Micó a su hija María, mientras estaba en prisión. Dos de sus hijos habían sido fusilados juntos en el cementerio del Este de Madrid y ella fue trasladada como muchas otras presas desde la cárcel de Ventas a Durango.Ellas mismas elaboraban este papel de carta para crear felicitaciones o bordaban las cartulinas para hacer tarjetas como estas, que nos ha envíado la nieta de Carmen.

"6-940.Durango.Desde este jardín cubierto de flores... te envía tu Madre todos sus amores... Esperando el día de estar a tu lado y cubrir de besos ese rostro amado....... Carmen"


"Recibe este recuerdo que no merece valor, te le dedica tu madre, metida en esta prisión, consérvalo mientras vivas dentro de tu corazón. Tu madre, Carmen."


"En esta jaula sombría, morada de mi dolor, una nota de alegría al recordar este día me hizo vibrar de emoción... Con un fuerte abrazo y un millón de besos te envío el cariño en forma de verso."



Año 1942 (Imágenes enviadas por su nieta Rose Marie Sánchez)

jueves, 10 de julio de 2008

Isabel Huelgas y sus hijos

Quienes padecieron la cárcel y la represión en los años siguientes al fin de la guerra, saben bien que las familias eran en muchas ocasiones detenidas casi en su totalidad. Hermanos, padres e hijos eran encarcelados en diferentes prisiones añadiendo a su dramática situación, la incomunicación con el exterior y la falta de noticias. El fusilamiento de sus hijos fue la última noticia que recibió Isabel, antes de enfrentarse ella misma al piquete de ejecución. Era una comunicación falsa e intencionada que solo buscaba agrandar el dolor y la desesperación de esta mujer momentos antes de su muerte.


(Antonio Madrid y su hermano Joaquín, hijos de Isabel Huelgas de Pablo, fotografiados en la prisión de Comendadoras en junio del 42)

Este es el valioso testimonio de Teófila Herreruela, nuera de esta funcionaria de prisiones, una de las que fueron fusiladas en el Cementerio del Este. Isabel Huelgas, y sus hijos Antonio y Joaquín Madrid son los protagonistas de esta historia y de sus fotografías:

"Isabel Huelgas de Pablo. Hija de Francisco y Victoria. Viuda de Antonio Madrid. En el momento de su vil ejecución, era madre de dos hijos que también estaban en prisión. Su edad 62 años. Nació en Segorbe (Castellón) Hija de Francisco Huelgas, de profesión Militar.Los primeros años de su infancia y juventud, los pasó en Logroño con sus padres y su único hermano. Cursó estudios de Magisterio y al fallecimiento de su padre (siendo ella muy joven) ejerció su carrera como Maestra de 1ª Enseñanza en Valmojado (Toledo). A los pocos años contrajo matrimonio con Antonio Madrid de profesión; Médico cirujano en Madrid y abandonó su carrera para dedicarse a ser ama de casa. Tuvo cuatro hijos, dos mujeres que murieron a los 17 y 18 años respectivamente, y dos varones. Estos dos hijos fueron detenidos unos días antes que la detuvieron a ella. El menor de ellos, Joaquín, falleció en la Prisión de Porlier a los 25 años, el día 8 de Marzo de 1943. Encausado en juicio sumarísimo y con una petición de pena de treinta años. El mayor de sus hijos Antonio continuó en Prisión hasta el 16 de M de 1946, que fue encausado también, con petición de Pena de Muerte por el fiscal. Fue a Juicio Sumarísimo en Marzo de 1944 y la sentencia quedó en la pena de treinta años de reclusión mayor.

(Antonio Madrid, en la cárcel de Yeserías)

Tanto los hijos como la madre fueron injustamente acusados, basándose en hechos falsos, imperando la "Razón de la sinrazón".Cuando la detuvieron, como estaba enferma la ingresaron en la enfermería, de la que la sacaron para cruelmente matarla el día 31 de Julio del año 1939. Fue detenida en los primeros días de Abril de 1939 e inmediatamente su casa fue precintada e incautada con todo cuanto en ella se contenía. Al quedar viuda hizo oposiciones al cuerpo de Oficial de Prisiones al cual perteneció hasta su muerte. ¡Qué crueldad del destino! El sitio que fue su lugar de trabajo: “Prisión de mujeres de Ventas” fue su lugar de represión y antesala de su muerte.Yo fui testigo el día que el Dictador “Franco” (el que se sublevó en contra de un Gobierno legalmente constituido, destruyendo vidas, saqueando bienes y asaltando una Nación bajo el sofisma de que eran los salvadores. Recuerdo que en ese primer día 28 de Marzo, ese ejército que tuvo sitiado a Madrid durante tres años sin ser capaz de conquistarla entró voceando desde sus camiones con altavoces; “Nada tenéis que temer, los que convencidos o engañados no hayáis tomado parte en delitos de robos o sangre” ¡Qué mentira! Muchos lo creyeron y como nada tenían que temer se quedaron en sus casas, como lo hizo Isabel Huelgas y sus hijos Joaquín y Antonio Madrid. Allí les detuvieron, de nada tenían que huir, porque nada malo habían hecho. Pero esos que venían pregonando justicia, (no practicándola) hicieron lo que sabían: dominar por la fuerza, avasallando. Mataron a Isabel, se apoderaron de su casa y encarcelaron a sus hijos, muriendo el menor en la Prisión. El mayor estuvo siete años en la prisión donde contrajo una enfermedad que a los 46 años le llevó a la muerte. Dejó viuda: yo, y tres hijos, que unidos veneramos su recuerdo."
Teófila Herreruela Barrio. (Nuera de Isabel Huelgas. Testimonio manuscrito por Teófila Herreruela , a petición de su hijo Antonio en abril de 2008)

jueves, 3 de julio de 2008

Los niños perdidos


De todas las víctimas de la represión franquista, las más inocentes y olvidadas son aquellas de las que a veces se habla pero nunca se contabilizan en listados. A las que ni siquiera alcanza la recuperación de una memoria posible, porque para ello hubieran debido tener vida y esta les fue negada desde su mismo nacimiento. El destino de las niñas y niños fallecidos en prisiones, nacidos en ellas, frutos deshechos de unas mujeres rotas, solía preceder sospechosamente a la muerte de sus madres (en ocasiones, apenas horas después, ante pelotones de fusilamiento o minadas por la enfermedad). Cualquier testimonio que nos hable del fallecimiento de un bebé en las prisiones franquistas encoge el corazón y nos remueve por dentro. Son tan gráficos los ejemplos como abundantes, e imaginar a estas mujeres asistiendo a la agonía de sus hijos, debería bastar para que estas atrocidades no queden solamente reflejadas con una simple anotación en sus expedientes carcelarios: "vicisitud" y sean contabilizados como las víctimas que fueron de la represión franquista. Si la tortura de ver morir a esos niños en sus brazos, con la desatención y el beneplácito de los responsables de las cárceles, formaba parte del escarmiento a estas mujeres, sin duda, se consiguió. Ninguna de ellas, ni tan siquiera las que conservaron la vida, pudieron afrontar tales pérdidas y todas murieron con ellos de una manera u otra.

Yo he visto el llanto en los ojos de una madre recordando a su niña, recordando el color de sus ojos mientras se apagaban para siempre y ni un ápice de ese dolor se había desvanecido en los casi 70 años que habían pasado.

Esta es una mínima muestra de su paso por el mundo, para vergüenza de la historia y porque es de justicia que estén aquí.